Este pequeño pueblo en el parque nacional Volcán Arenal es un destino encantador por sus imponentes vistas a los volcanes y sus paisajes tropicales.
Estos invitan a explorar la naturaleza, ya sea caminando por los senderos, paseando por sus puentes colgantes, admirando cataratas o sumergiéndose en cálidas aguas termales.
Un paraíso en el corazón de la Península de Nicoya, un tesoro escondido donde las profundas aguas azules están enmarcadas por vívidas selvas tropicales.